Antenoche soñé que menstruaba.

Hoy es miércoles 8 de Marzo del 2023. El sábado pasado empecé el tratamiento para el acné con isotretinoina, llegué a mi casa después de trabajar en el café y me deprimí.

A los 16 tuve mi primer y único aborto. Estaba enamorada de Tomás y queríamos tener un hijo, fantaseábamos con la idea, pensamos en nombres.. pero cuando la fantasía se hizo realidad pude sentir la cachetada. Ser un pollo, reconocerse frágil y vulnerable cuando no se sabe nada respecto a algo. Yo era una niña callada, me juntaba con dos niñas de tercero medio y con eso me sentía grande. A una de ellas (las dos se llamaban Javiera), le gustaba salir a las plazas a tomar y fumar porro y la otra prefería quedarse en su casa con su familia. Para diferenciarse, la que prefería quedarse en su casa se nombró a sí misma Amapola y todos le decíamos así.

Se supone que las dos eran mejores amigas y pasé por alto el por qué la Javiera me hizo gancho con el ex de la Amapola. Un día que estábamos sentados en el pasto del parque con varios compañeros de curso de la Javiera fumando porro, se nos sumó Tomás, el ex de la Amapola. Nadie quiso dejarlo que se integrara al círculo pero él se sentó igual. Mientras todos conversaban y tiraban la talla, Tomás me pedía cigarros. En algún momento le dije que no, que ya me había pedido muchos y me empezó a molestar, me preguntó que por qué no hablaba nada y la Javiera le respondió que me dejara piola. En ese tiempo, probablemente hacía 1 o 2 semanas, había tenido mi primer encuentro sexual consensuado con un vecino del barrio y eso resultó en una cistitis que claramente no sabía que tenía. Dadas las circunstancias, no me quedé mucho rato en el parque porque me urgía mear a cada rato y como yo fingía o pretendía actuar como una señorita siempre, no hacía esas cosas en la calle, pero era más que nada por miedo, vergüenza y timidez. Tomé mis cosas y me fui a esperar la micro para volver a mi casa. No me di cuenta que Tomás también se había ido hasta que lo vi subirse a mi misma micro, iba con su novia o desde ese instante ex - novia, no recuerdo en qué momento pero se me acercó e insistió en que quería salir conmigo, yo no le di bola porque sabía que era el ex de la Amapola y además a mí me gustaba el primo de un ex compañero del colegio que por fin me estaba pescando.

Después de dos semanas de vivir los síntomas sin decirle a nadie de mi cistitis principalmente porque ignoraba lo que era y creí que se me pasaría con el tiempo, tuve que pedirle a mi mamá que me llevara a urgencias porque no me podía levantar de la cama ni caminar sin sentir un dolor insoportable. Inmediatamente mi mamá supo que había tenido sexo "por primera vez", no había otra explicación para que tuviera esos síntomas. Si bien dedujo que había sido con el vecino del barrio logró que se lo contara yo misma al sacarme mentira por verdad mientras yo lloraba de dolor y vergüenza a los pies de su cama.

Mi plan secreto era adelantar el asunto de "la primera vez" y hacerlo con mi vecino para liberar de responsabilidad a mi objeto de deseo: el primo de un ex compañero de la básica, que era cuatro años mayor que yo y que por fin después de años de haber sido nada más que un amor platónico para mí, habíamos empezado a salir y a mantener una suerte de relación romántico sexual muy adolescente, sin penetración. No logré mantener el secreto de nada porque en una de nuestras citas se le hizo evidente que yo tenía una cistitis cuando tuvimos que teletransportarnos casi que por arte de magia del lugar en donde estábamos hasta el baño de mi casa para poder hacer pipí, mientras tanto él me esperaba en una plaza cerca. Entonces tuve que confesarle que padecía una cistitis y él mismo dedujo que había tenido sexo con alguien, cuestión que negué categóricamente.

La Javiera insistió en hacerme gancho con Tomás hasta que yo cedí y salimos, nos gustamos y pasamos ese verano juntos. Debe haber sido en tercero medio que quedé embarazada de Tomás. De nuevo decidí no contarle a nadie hasta que pasaron dos meses y me desmayé justo después de haberme sentado a la mesa para tomarme mi sagrado jugo de naranja que me empecé a preparar religiosamente todas las mañanas a primera hora desde que supe que estaba embarazada.