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Miércoles 22 de Mayo 2024
Planeaba escribir pero al final me dispersé leyendo y corrigiendo entradas anteriores.
Hace un tiempo que mi mamá se devolvió a Santiago. Llevaba viviendo en el Sur desde el año 2016.
Terminé de ver una serie, muy ridícula y absurda. "Mrs Davis", un futuro en el que existe un algoritmo con impacto universal que predomina en todas partes del mundo otorgando soluciones a los problemas más importantes de la humanidad: la guerra, el hambre y la pobreza. La trama inicia cuando éste algoritmo se propone localizar a una monja en específico para pedirle que encuentre el Santo Grial y lo destruya.
Por muy superficial que parezca, la serie profundiza especialmente en el vínculo madre-hija y pone en escena la particularidad del impacto de la ausencia materna en las decisiones de vida de la protagonista.
Cito: "Te hiciste monja porque tu madre te falló".
Al final del último capítulo, con un tratamiento cómico y heroico, la protagonista tiene una conversación con el algoritmo por medio de su madre quien hace de proxy o medio, para comunicarse con la monja. En un principio, dicho algoritmo (Mrs Davis, como se le conoce en ese territorio de Estados Unidos), persigue a la protagonista por distintos medios, con el objetivo de encomendarle especial y particularmente a ella la misión de encontrar el Santo Grial y destruirlo. Como recompensa le podrá conceder cualquier deseo, por lo cual Simone (la monja, protagonista) accede manifestando que su deseo es que una vez ella cumpla con su misión, el algoritmo se apague para siempre.
En este diálogo final, Simone habla con Mrs Davis por medio de su madre.
Al momento de conectarse el dispositivo auricular por el cual se comunica el algoritmo con las personas, la Madre (Elizabeth Marvel) comienza a transmitir lo que le dice Mrs Davis. Lo primero que le dice es "Simone", quien se emociona luego de escuchar a su madre dirigirse a ella por su nombre elegido, puesto que a lo largo de la serie se refiere a ella por el nombre que le otorgó al nacer. Aun que la protagonista es evidentemente consciente de que es el algoritmo hablando a través de su madre, automáticamente se le caen las lágrimas al escucharla decir su nombre por primera vez. Un tierno y probablemente inconsciente guiño a las personas trans que podemos empatizar con la vulnerabilidad y/o emoción de vivir ese momento.
El resultado de la reflexión de la monja enternece el corazón de esta madre al escuchar de su propia hija "que cualquier persona en el mundo espera la aprobación de la madre".