Inicio -
01.
Yo tampoco sé por qué hago esto, en algún lugar habrá que vomitar el malestar y la angustia que me atormenta por no ser una buena hija, hermana, sobrina, tía, nieta. Aunque nunca lleguen a leer esto, lo siento mucho, de verdad. No es una cuestión de clase, es una herida incomprendida, silenciada, acallada; de la cual nunca hemos sido capaces de hablar como familia y no puedo, no me quiero permitir hacer de mi vida una farsa, no me voy a permitir vivir una mentira.

Me alejo para que ustedes puedan vivir su vida tranquilxs, para que mi hermano abusador no pierda a su familia, con la que creció a diferencia de mí, porque conmigo estuvo pocas o ninguna vez, para que tenga una madre a la que no le importa lo que haya hecho, una abuela que prefiere no saber, un abuelo que tampoco se entera de nada, un tío, un primo, una tía, tías, una familia en cuestión que no puede lidiar con que yo hable y diga lo que él me hizo durante 4 años de mi vida.

Lo siento, porque preferí alejarme de todos y todo, me niego a hacer como que aquí no ha pasado nada, porque lo que me hicieron en la infancia me hizo daño y la respuesta que recibí de los adultos me dañó todavía más.

Sí que puedo perdonar pero no voy a olvidar, ni hacer como si nunca hubiera pasado nada, no voy a ir a un almuerzo familiar a fingir ni a responder un interrogatorio sobre mi identidad sexual ni por qué decidí alejarme. Mi vínculo sanguíneo con la familia materna se rompió y fue envenenado con la crueldad de un niño de 13 años que abusó y violó sistemáticamente a su hermana de al menos cinco años, siendo él 8 años mayor que ella. No hay razones para olvidar que la herida existe y que sangra cada vez que veo su rostro en mi memoria, cada vez que pienso en la perversidad de los hechos y en el asco que siento al sexo. A mi imagen fragmentada, a mi niña herida que sufrió callada, retraída e hipersexualizada en su adolescencia.

Agradezco el amor de mis amigas, no de mis amores porque nunca me sentí querido por ellos. Fui usado como muñeca sexual de casi todas mis parejas, estaba convencida que para eso estaba mi cuerpo, para complacer al otro, para hacer sentir bien al cuerpo ajeno. Puedo sentir placer pero no sé recibirlo. El sexo oral me dañó la cabeza con apenas cinco o seis años, recibir y dar sexo oral me dio asco, sentí arcadas a los cinco años con mi hermano Diego de testigo que se hacía el dormido para no enfrentar la realidad abyecta de un hermano, su amigo, el mejor amigo, que abusaba de su hermana y lo incitaba a hacerle lo mismo.

No puedo, no quiero ni merezco repetir el resto de mi vida una historia de silencio, de falta de escucha y respeto, de falta de cuidado y cariño. Mi madre fue negligente con mi crianza y no la juzgo, sufro su indolencia, la falta de rigor para protegerme de esa situación y el rencor de haber sido expuesto al sexo, desde la experiencia viva hasta las bromas en doble sentido sobre la mesa, de mis abuelos, de mis tíos, de mis abuelas, de mis tías, de mis hermanas, de mi madre.

He visto cómo replican los chistes y usan lo obsceno como parte de su cultura de humor frente a lxs niñxs, hay una falta de cuidado y de cariño que no viene desde una crítica moralista ni pacata, sino del cuidado de respetar a un infante que tiene derecho a sentirse agredido.

Nadie me va a devolver mi infancia, ni resetear mi vida ni borrar los recuerdos. Son imágenes horrendas que ningún ser humano merece cargar, yo no debí haber sido abusado por mis padres que follaban conmigo a un lado de la cama, ni dormir en el suelo por ser incapaz de verbalizar esa incomodidad, ni sentirme frustrado por ser invisible para ellxs. Tampoco debí haber sufrido las violaciones sexuales que recibí de mi hermano M., ni haber creído durante toda mi preadolescencia que me convertiría en un abusador sexual, porque así entendía yo que funcionaba el patrón de repetición; mi hermano abusador tenía que haber sido abusado para que repitiera a esa edad lo que hizo conmigo. Desde forzarme a hacer sexo oral y recibirlo, frotar mis genitales con los suyos para que él acabara, inclinarme de rodillas para hacerme sexo anal, nada de eso tuvo que pasar para que yo fuese quien soy hoy día. Nada de lo que me viví durante mi infancia tuvo que pasar por alguna razón. Como tampoco debo someterme hoy día al silencio e indiferencia por parte de mi familia materna.

Puedo entender la dificultad para escuchar y abordar mi historia de negligencia y abuso sexual infantil, pero no voy a someterme a sostener un secreto sólo por mantener un vínculo tóxico con mi familia materna. No necesito perdonar para sanar, mi herida cicatriza y hago lo necesario para aprender a vivir con ella, con mi memoria, mis carencias, mi abandono, mi dolor y mi dependencia emocional. Merezco ser feliz, que me respeten y que me amen con mi historia entera, sin mentiras, ni secretos, manipulación ni sometimiento.

Mi felicidad no depende de los lazos familiares que insisten en mantenerse unidos por la tradición de sus costumbres. ¿Qué costumbres son esas que silencian a una niña? ¿Que cuestionan la reacción exagerada de una adolescente que se encierra en el baño porque su tío le dijo que era fea como un chiste?

Lo siento por desaparecer de sus vidas y romper con la mentira, con el sometimiento, con la falsedad, con el desconocimiento. Yo no tengo una familia acogedora, no tengo un papá vivo que me lleve al altar, no tengo una abuela tejedora que me cocine mi comida preferida ni me salude cariñosamente para mi cumpleaños.
Soy resentido de las personas que sí lo tienen porque me gustaría no estar roto, sin fisuras por donde se cuele el dolor líquido que se hace plausible cuando me involucro romántica y sexualmente con un otrx al que ataco porque estoy demasiado herido y no entiendo de cariño, mi memoria corporal rechaza el afecto que le ofrecen porque no sabe lo que es el afecto sin condición, sin mentira y sin abuso.

Soy un hombre que se ha armado desde todo eso y más imágenes que le atormentan, he trabajado solo conmigo mismo para sanar y ser mejor persona, no soy y jamás voy a ser el ideal de nadie, no pretendo serlo, hoy día lo único que quiero es amar y ser amado por alguien que me entienda y que sea capaz de lidiar con todo esto. Porque por muy dañados que estemos todxs, he vivido el rechazo de mi historia, he sentido que soy demasiado, he vivido el abandono de relaciones que no son capaces de ni siquiera acompañarme porque no se la pueden.

Tengo pena, a veces soy un estropajo porque me duele el estado del mundo, me duele la muerte y la injusticia, me duele profundamente y a veces me quedo en silencio porque no puedo entender la impunidad de quienes matan, hacen daño, asesinan, corrompen el cuerpo de un otro, por perversidad, por nacionalismo, discriminación o deseo de poder.

Me duele, la verdad, existir en esta esfera del mundo tan contaminado de dolor y falta de humanidad, pero aquí sigo con mis propias contradicciones intentando dar lo mejor de mí, aunque he deseado morir todos los días y he escrito doscientas cartas de suicidio, sigo levantándome todos los días intentando hacer algo conmigo mismo, aunque no signifique nada para el mundo, lo hago por mí y porque nadie más lo va a hacer.
- Personal 2023
- Personal 2024
- Bitácora THR