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Que se te acabe la guita
01 - 04 de enero 2024

La plata, la plata, la plata
No nací pobre y tampoco vengo de una familia con plata. Si no me comía la comida mi mamá y papá discutían por sus diferencias de opiniones basadas en las mismas carencias de infancia.

Tenía que aprender a comerme toda la comida como mi mamá sostuvo siempre. A lo largo del tiempo entendí que comerse todo era sinónimo de grande.

Supe por boca de Madre que Padre aprendió a comerse toda la comida porque cuando él era chico apenas tenían lo justo para él y su hermano, los dos se quedaban solos en la casa donde vivían porque su mamá tenía que trabajar para llenarles sus platos de comida.

Así supe yo que mi papá aprendió a comerse su comida, hoy entiendo que a Madre le preocupaba desde el inicio no criar hijos malagradecidos.

Pienso que supe esta historia por parte de Madre para que no mal entendiera la despreocupación de Padre porque no me comiera toda la comida. Había una diferencia significativa en sus reacciones frente a mi falta de apetito o voluntad por terminar el plato.

Siempre dejaba un poquitito, empezaba lento a separar lo que no me gustaba y a hacer montoncitos que dejaba a un costado del plato. Para Padre, que esperaba paciente a que yo terminara (o no), después de que ya no quedara nadie más en la mesa, era irrelevante que yo quisiera o no terminar mi comida pero que tuviera espacio para el postre. Si de repente pasaba un rato sin que volviera Madre a la mesa, él me ayudaba y decía: "Déjaselo al perrito nomás", mientras se servía mi comida en su plato.

Arranqué de mi opresor narcisista por enésima vez. Qué vergüenza, sí,
yo. Nuevamente la víctima de un opresor narcisista que se parece demasiado a Madre. No sé por qué lo vinculo, supongo que son dos deseos frustrados que se yuxtaponen el uno al otro. La pobreza en la cuenta del banco, la soledad de los números y la falta de compañía sexo amorosa: el fracaso.

Se me acabó la guita, por qué la plata, la guita, el dinero, el sucio dinero, es tan relevante? Me quiero matar, no en el sentido trágico de la vida, sino en el sentido práctico. No tengo plata para pagar el arriendo y no entiendo de qué forma se supone que sostenga la vida que tengo.

Se supone que trabaje y para eso, pierda el tiempo en satisfacer la necesidad ajena de consumir en una cadena explotadora que me quite las ganas de vivir y soñar. Al final, no soy un anarquista ni un sujeto distinto al promedio, soy tan cliché.

Quiero soñar y vivir una vida en donde no tenga que sacrificar mi integridad para sostener la vida que quiero y me gusta. Nací en una clase media y no tengo recursos para sobrellevar nada de esto. No soy arribista ni abajista, vivo en un sector privilegiado y se me acabó la plata, papá.

Me criaron con una visión ingenua, da lo mismo. Ojalá pudiera despedirme de cada una de las personas que conozco y estimo para explicarles que ya no puedo seguir jugando, que no tengo cómo seguir adelante y sin una base, que se sostiene de plata, no tengo nada para existir en condiciones íntegras.

Sin arriendo y sin terapia soy insostenible, es como si mi historia no fuese suficientemente buena como para que la financiaran, el rodaje, mi vida, la post producción, nada, en ninguna de sus etapas es sostenible ni al corto o largo plazo.

Ese sentimiento desolador es el que incita al suicidio, el suicidio capitalista, sentir o creer o saber que simplemente no eres la última chupá' del mate, no erís el joven promesa y ya no lo fuiste. Resignarse a eso, es eso, la derrota y el sentimiento trágico que me enseñó a tener Madre. Demasiadas veces crecí escuchando su historia de desamor solapada de su delirio de grandeza, crecí empapado de historias dramáticas, sin finales felices, qué paja.

Recuerdo platos rotos o historias repetidas de alguna vez que hubieron platos rotos después de un quiebre, ruptura o discusión amorosa. La imagen de Madre tropezándose con un cable de teléfono largo que se le enredaba en uno de los pies cuando ella corría a pata pelá para contestar una llamada de madrugada de quién sabe qué amiga o amante.

Hay que tener chispeza, encanto y carisma y uno es simplemente un pelotudo más que quiere las mismas cosas básicas pero es flojo. Lo mismo que quiere todo el mundo, pero soy demasiado cabeza hueca para saber llegar a eso? Quizás cobarde, la idea de atreverme me da miedo?

Escribo en la noche de año nuevo, una noche que fue buena, fue divertida, comí rico y no estuve solo. Se me acabaron los antidepresivos y en dos días ya estaba loco, pero loco. Puse al final de toda esta nota escrita el 1 de enero a las 2 y pico de la madrugada:

"Es un game over para mí, creo que ser un buen perdedor es saber cuándo retirarse y sinceramente siento que mi lucidez es extrema. Yo sé que el sistema está diseñado para que fracase y los que tienen el poder o dominan el mundo no van a afectarse por la vida insignificante de alguien como yo. No me considero competente, creo que las personas que me conocen saben que mi rol es insignificante y sinceramente no hay roles para mí, es la realidad del sistema.
Mi perfil, es el de alguien que hoy tiene que morir porque es inútil. "

Y aquí estoy, un jueves 4 de enero del año 2024 sin haberme suicidado, otra vez. Con una bolsa de bombones mecano y cada vez menos plata en el banco.
- Bitácora THR